Entrevista con Jordi Borlán, Responsable de Educación de la Cooperación Española
Jordi Borlán ha conseguido combinar sus dos grandes pasiones: la educación y la cooperación. Durante años fue docente en España (aún tiene allí su plaza como profesor de Literatura) a la vez que colaboraba con ONGs y grupos de solidaridad, hasta que pudo dedicarse profesionalmente a la cooperación. Trabajó mucho tiempo en varios países de Latinoamérica, para Educación Sin Fronteras (ESF) y otras ONGs, y desde hace dos años es el responsable de Proyectos de Educación de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) en Bolivia.
Para ti, que conoces bien la educación en Europa y en América Latina, ¿qué de especial aporta nuestro continente a la pedagogía?
Así como Europa puso mucho en educación primaria y muchísimo de inicial y Norteamérica en educación y tecnología, el gran aporte de América Latina a la pedagogía es, sin duda, la educación de adultos. Gracias a Paulo Freire y a que se supo tejer muy bien los movimientos sociales y la educación. América Latina lo ha hecho mejor que nadie, y los demás hemos aprendido de eso. En Europa tenemos magníficas escuelas de adultos pero no tienen ese contenido de desarrollo local, de cambio social. Sin embargo, en Latinoamérica, la educación de adultos forma para saber cosas y también para que te empoderes y te desarrolles como persona, sobre todo las mujeres.
¿Qué destacarías de Bolivia respecto a otros países de su entorno?
Los CETHAs son una experiencia única que aporta mucho a que Bolivia sea el mejor país que yo he visto en cuanto Educación Alternativa. Si hemos dicho que América Latina ha aportado muchísimo en educación de adultos, Bolivia ha puesto precisamente los CETHAs, la educación rural de adultos. Nadie la ha hecho tan bien como Bolivia, que ha conseguido organizarla, estructurarla y preservarla. Esos CETHAs que están en las zonas rurales, comprometidos con los campesinos, trabajando codo a codo con ellos en el desarrollo lugar, no existen ni en Europa ni en ningún otro sitio.
En otros países eso se ha estructurado tanto dentro del sistema que se ha perdido lo que los CETHAs sí conservan: la frescura, la militancia, el estar dentro de la gente. Es la fuerza de quien busca un cambio social y trabaja desde la base para conseguirlo. Los centros de la Red FERIA son lugares donde crecen las personas. Yo conozco bien Perú y no tiene ni punto de comparación. En Brasil también hay trabajos de este tipo pero, de lo que yo conozco, lo más auténtico es lo que se hace aquí en Bolivia y, en especial, el trabajo de los CETHAs.
¿Cómo ves el futuro inmediato de la Alternativa en Bolivia?
Hasta hace bien poco todo el mundo suponía que cada vez habría menos Alternativa porque iría aumentando la Regular. Y ahora vemos que es al revés, que la Alternativa está desbancando a la Educación Primaria de Adultos (EPA). Los participantes de Alternativa están creciendo exponencialmente, estamos rozando los 400.000 si sumamos todos los CEAs, los CETHAs y lo que hay de alfabetización y postalfabetización. En la Alternativa hay ahora gente muy joven, con 17-20 años, que no terminaron la secundaria. Esto parece querer decir que la Alternativa es atractiva y que resuelve un problema que hay con la Regular, que pierde alumnos.
¿Va en buen camino el cambio de la educación en Bolivia?
Si la Educación fuera un rompecabezas, tenemos las piezas más importantes. Hay suficientes docentes, con una ratio de 22 estudiantes por profesor. Tenemos una red de centros, que cubre prácticamente todo el país. Hay una conciencia nacional de que vale la pena invertir en educación. Hay una importante reducción de brechas, como en género, en donde casi todas las niñas rurales van a clase de secundaria porque hay una cobertura en la zona rural como nunca antes la hubo. Y ahora empezamos a tener normas con las que trabajar, como la nueva Ley. Por todo ello estamos en un momento privilegiado, tendríamos que ser demasiado torpes para no construir algo que merezca la pena. Sólo habría que crecer en la financiación, metiendo a los municipios y las gobernaciones. Si sabemos colocar bien las piezas del rompecabezas, en los próximos diez años la educación puede cambiar radicalmente en Bolivia.
Las organizaciones de la sociedad civil ¿qué podemos esperar de la cooperación española en estos tiempos de crisis?
La AECID trabaja con el Ministerio de Educación de Bolivia en grandes proyectos, y a través de las ONGs llegamos a los proyectos pequeños. Pero tenemos que asumir que la cooperación española está pasando momentos difíciles porque la financiación se ha recortado un 70 por ciento, lo que hace que, a partir de ahora, para las ONGs españolas y sus contrapartes bolivianas vaya a ser muy difícil financiarse con proyectos. Tendrán que encontrar otras fuentes de ingresos, u otras formas de organizarse: hay que buscar financiación en el propio país, fuentes propias de ingresos y reducir gastos. Y las organizaciones sociales también deben exigir al Estado boliviano que vaya invirtiendo más en Educación. A fin de cuentas Bolivia crece al 5 por ciento anual, mientras que España decrece. A partir de ahora hay que tocar diferentes puertas (el municipio, la gobernación…) y generar recursos por uno mismo. Muchos CETHAs llevan años haciendo esto, son un buen ejemplo de cómo, a la vez que se educa, se puede producir y autofinanciarse.